En el ámbito ecológico vemos dos aspectos: Una casa es una pequeña planta de energía. Según el clima donde se encuentra tiene que captar mucho sol para calentar la misma, o tiene que brindar sombra y un aire fresco donde hace demasiado calor. En este sentido la orientación hacia el sol es el primer gran objetivo. Como nos encontramos en el clima frío del altiplano, donde se gasta energía en calefacción tenemos mucho cuidado de poner un aislamiento térmico en las paredes y del tumbado. Además el adobe es una excelente “batería recargable” que capta el calor durante el día y lo desprende lentamente por la noche. Luego nuestras cabañas están equipadas con paneles solares para el calentamiento del agua, el cual significa aparte de la calefacción comúnmente el gasto energético más grande para una casa. Cuando la forma de alguna casa no nos permite un panel solar en el techo, lo montamos en la cabaña más cerca con techo regular. Para que haya agua de forma inmediata instalamos un termo tanque común detrás de la pared de la ducha, al cual llega el agua precalentada por el panel solar. Lamentablemente no se encuentra ventanas de doble vidrio (termopaneles) en Bolivia, lo que nos cierra el paso a su utilización.

El segundo aspecto ecológico es la utilización de materiales del lugar como piedra, madera y el uso de adobe que todavía es común en Bolivia. Mediante estos podemos disminuir el impacto ecológico, ya que son materiales que no necesitan de energía fósil o no renovable para su producción. Estos materiales también le pueden dar una característica original a la casa anclada en su habitad y reducir los costos de construcción. A la vez no evitamos el uso de fierro y cemento ladrillo barniz u otro material producido por el hombre salvo que implique algún riesgo de salud para el ser humano.